miércoles, junio 21, 2006

BASTA DE FÚTBOL, TODOS QUEREMOS CARNE (2)



WILDER, EL PERIODÍSTA NO VEGETARIANO

Billy Wilder, autor de algunos de los diálogos más chispeantes de las comedias del Hollywood clásico, retrató con acidez en su filmes el mundo periodístico, una profesión que conocía por dentro, como pone de relieve un nuevo libro que reúne sus trabajos como reportero en Viena. La carrera del genial cineasta de origen austríaco empezó con la pluma, pero con "la cámara en la cabeza", como indica Günter Krenn, uno de los autores de 'Billie: los trabajos periodísticos vieneses de Billy Wilder', publicado por la Filmoteca Austríaca por el centenario del nacimiento del realizador, que se cumple hoy jueves 22 de junio.



'Billie' nació en Sucha, una localidad de la hoy Galizia polaca y que entonces estaba integrada en el Imperio Austrohúngaro. En 1916 su familia se desplazó a Viena, donde trabajó entre 1925 y 1927 como reportero para dos cabeceras: el diario 'Die Stunde' y la revista sobre teatro 'Die Bühne'.
Ambas eran publicaciones de sociedad, a veces cercanas al amarillismo sin concesiones, y en sus trabajos se encuentra esa mezcla entre lo banal y lo relevante, aliñado con un agudo sentido de la observación que le hará celebre detrás de la cámara, según Krenn.




El modelo del joven Wilder era Egon Erwin Kisch, padre del reporterismo literario en lengua alemana, y Wilder siguió su magisterio con diálogos dramatizados y un estilo directo que en algunas ocasiones parece más propio de un guión que del trabajo de un reportero.
Durante sus primeros años como reportero, el director compartió amistad y tertulias literarias con el actor Peter Lorre, con quien emprendió después la aventura de un nuevo horizonte en Hollywood, y escritores de renombre como Alfred Polgars o Joseph Roth.
De su sentido crítico y de su humor hay múltiples pruebas en su trabajo, en el que hizo de comentarista de sociedad, crítico teatral, cronista deportivo, un todoterreno del periodismo que adornaba su redacción con una inconfundible ironía que marcaba siempre cierta distancia con aquello que relataba.

Así, cuando acude a Génova describe las ventanas de la ciudad portuaria como el lugar "donde hace unos 400 años se secaban los pañales de Cristóbal Colón" o escribe con su estilo sardónico las apócrifas "vivencias de un acompañante de baile".
Los autores concluyen que la visión corrosiva que ofrece del periodismo en películas como 'El gran carnaval' ('Ice in the Hole', 1951) o 'Primera Plana' ('Front Page', 1974) la adquirió en 'Die Stunde', un periódico propiedad del magnate de la prensa Imre Bekessy, un personaje ducho en todas las artes del chanchullo. La visión corrosiva que ofrece del periodismo en películas como 'El gran carnaval' o 'Primera Plana' la adquirió en el periódico 'Die Stunde'


EN EL DIVÁN DE FREUD

Otro de los episodios conocidos de su estancia en Viena es su fallida entrevista al fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, que después de saber que era un periodista del amarillo 'Die Stunde' no dudó en mandarlo a su casa. Este dichoso fracaso periodístico, ya que a partir de entonces empezó a dedicarse cada vez más al cine, lo contó el propio Wilder en algunas de sus entrevistas.
En el volumen 'Conversaciones con Billy Wilder', del periodista y director Cameron Crowe, se cuenta el episodio con el inconfundible estilo de Wilder. "En aquella época, no conocía a ningún austríaco que se hubiera psicoanalizado. No conocía a nadie que se hubiera psicoanalizado. Era una especia de cosa secreta", aseguraba Wilder.


"La doncella me abrió y me dijo: El profesor, Herr Profesor, está comiendo. Le respondí: 'Esperaré'. Así que me quedé allí sentado. El salón era la recepción de su consulta y, a través de la puerta que daba a su estudio, se veía el diván. Me llamó la atención lo pequeño que era el diván. Todas sus teorías se basaban en el análisis de personas pequeñas".
"Levanté la vista y allí estaba Freud. Un hombre diminuto. Tenía una servilleta atada alrededor del cuello, se había levantado a mitad de la comida, y me preguntó: '¿Un periodista? ¿Es usted el señor Wilder, de 'Die Stunde'?'. (Le había dado una tarjeta de visita). Respondí: 'Sí', tengo unas cuantas preguntas. Replicó: 'Ahí está la puerta'. Me echó. Fue el momento culminante de mi carrera. Le dije: Gracias".


LEER MÁS: En el diario El Mundo. Madrid. Miércoles 21 de junio del 2006





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