jueves, junio 22, 2006

LA ESFERA ALUCINADA [1]: MARAVILLOSO FÚTBOL


BRASIL: ORGASMO ORGANIZADOS

Escribe Eloy Jáuregui

Aprendí filosofía y a enamorarme en portugués escuchando a Elis Regina y a Vinicius de Moraes cuando Zico hacía goles de tijeras en el España 82. El Perú, entonces no limitaba con Brasil. Lo tenía en las espaldas. Una selva amazónica no podía separar dos identidades. Por qué entonces Brasil jugaba –juega-- como si viviese en perpetuo carnaval. Para nosotros, al contrario, el fútbol es drama. Ellos son sensuales y hedonistas, los peruanos trágicos, ese es nuestro problema.

Brasil, siempre jugó así bajo la axioma: “te hago 6 aunque tú me hagas 5”. Después del Maracanazo de 1950, se fregaron. Pero entendieron que a la alegría había que añadirle ciencia. Por eso llamaron a los mejores alumnos de Einstein. 8 años luego en Suecia, los bailaron a todos e inventaron el juego-show. Un lenguaje óptimo no sólo para ganar sino para divertirse. Además, inventaron el 4-3-3. Retrasaron a Zagalo al medio, inventaron al lanzador Didí y para colmo, se la jugaron por un niño: Pelé. Ahí nos ganaron a todos.

Va a pasar más de medio siglo de ese suceso. Brasil jamás dejó de asistir a un mundial. ¿Por chongueros? No señor. Por disciplinados y marciales. Sí apareció Garrincha también estaba Djalma Santos y sus cruces. Sí nos sorprendió Amarildo en Chile es porque estaba Vavá, un 9 que la hacía de arquero. En Inglaterra, sistemáticamente los molieron a patadas. Pero vino México y aquello fue un concierto de Tom Jobim en Ipanema. Clodoaldo y Brito que bien podían jugar en el Unión Minas hasta se contagiaron. Perú tenía los suyo con Eladio Reyes. Brasil cada vez que pisó el acelerador en Guadalajara nos pasó por arriba. Ellos se habían acostado temprano. Los compañeros de Perico León estuvieron chupando hasta las 4 de la mañana.

Brasil, después, entro en un proceso de recomposición. Todo el resto iba a jugar contra ellos. Había que seguir inventado. El ciclo de Coutinho no se consolida pero se sigue innovando. Más podía el fútbol-hormonal. En 1974 los holandeses los quebraron. En Argentina, entre el Gral. Videla y el zambo Manzo, les prohibieron jugar la final. En España 82 el factor Rossi los mandó de regreso por dos chiripazos. Pero ya se venía venir al gran equipo que es hoy, el de Parreira.

Lo juro, escribo de fútbol desde 1980. No porque admire a Vargas Llosa sino porque no me explico cómo Dunga pudo ser tan perfecto en el Mundial de EE.UU. Hoy que todos son sabios en fútbol, les decreto el triunfo de este equipo verdeamarilho. No es un lugar común. Es que no veo cómo puedan ganarles. Brasil juega con 2 o 3 0 4 Defensas. 5 o 3 o 2 en el medio. 5 o 6 delanteros. ¿Qué Brasil juega con 21? No, pero parece. Además tiene a Ronaldinho la hace por 10, y es poesía y es samba y es gol.

Hoy la pelota es perseguida por todos los ojos del mundo. La magia de “Dinho” lo invade todo. Posee la sagrada omnipresencia de su genio. Es El Juli toreando en Las Ventas o la cintura de Shakira en el MTV. Si Alemania es la Babel planetaria, en todos los idiomas, como nunca, se le teme al mismo Robinho que juega en la banca. Alguien ha dicho que el fútbol es como un esperanto exitoso. No importa dónde te encuentres, siempre genera comunicación. Por eso, el juego de Brasil –aunque a veces pierda-- es la demostración palmaria de un juego que alimenta la cultura, energiza la imaginación, recarga el erotismo yo no soy brasileño pero por ti seré.


LEER MÁS: En revista
Caretas, número 1229, 15 de Junio del 2006


1 comentario:

Sam dijo...

Después de todo, uno no puede ganar siempre, ¿no? Qué pena que Brasil no lo haya logrado esta vez. Aunque me alegra saber que éste definitivamente es un deporte impredecible. Con el fútbol nunca se sabe, nunca.

Sr. Jáuregui: ¿Va a escribir sobre los partidos de la final?
Espero que sí, espero también ver a Francia el 9 de julio. Saludos