viernes, junio 23, 2006

BASTA DE FÚTBOL 3: TODOS QUEREMOS JUSTICIA


HISTORIA DE LOS MISERABLES ARGENTINOS

Hace exactamente 30 años, una Junta Militar encabezada por el general del ejercito argentino Jorge Videla derrocó a la presidenta Estela Vda. de Perón. Desde esa vez se impusó un régimen criminal que persiguió a jóvenes y otros "sospechosos" en una verdadera carnicería sin que ninguna organización
--incluyendo la iglesia-- haya impedido ese genocido. Aquí se detalla como la torturada Nilda Eloy estremeció ayer jueves 22 de junio de 2006 a todos contando cómo había sido torturada en el operativo dirigido por el ex Jefe de la Policia Miguel Etchecolatz.
PARA QUE NO REPITA. [Nota del Editor]




EN EL FONDO DE LA DEGRADACIÓN HUMANA


Tres mujeres cuentan los tormentos que padecieron por orden del Director de Informaciones de la Policía de Buenos Aires Miguel Etchecolatz [*]. Nilda Eloy reconoció a su torturador en la pantalla de televisión después de casi veinte años. Ayer no pudo estar cara a cara con él, porque el colaborador de Ramón Camps dijo tener problemas de salud para presenciar la segunda jornada del juicio en su contra por delitos de lesa humanidad.


Comisario Miguel Etchecolatz

Las luces y los colores del barroco Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata dejaron lugar ayer a las penumbras de los centros clandestinos de detención bonaerenses. Y a los gritos de los torturados. Y a la sed y el frío. Y al terror. En el juicio al ex director de Informaciones de la Policía bonaerense Miguel Etchecolatz, declaró la ex detenida-desaparecida Nilda Eloy que narró su paso por seis centros, en los que se encontró dos veces cara a cara con el ex subjefe de Ramón Camps. “Mientras iba avanzando uno se iba hundiendo. Habíamos perdido nuestro nombre, nuestra relación con el calor (adentro siempre hacía frío). Era como un túnel, donde todo estaba preparado para cosificarnos”, describió.

Comisario Etchecolatz declarando en Proceso

La imagen tenía reminiscencias del Juicio a las Juntas Militares: de espaldas al público, con su cabello largo y blanco cayendo sobre la silla, Nilda hizo un extenso relato a los jueces, en el que su voz se quebró por momentos. “Son demasiados años de silencio”, les dijo cuando le ofrecieron parar. En 1998 se acercó por primera vez a la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos y declaró en el Juicio de la Verdad de La Plata. Ayer Etchecolatz no la escuchó. Tras negarse a declarar el martes, alegó problemas de salud para no asistir.

Dictador Videla entrega Copa del Mundo 1978 a la Selección Argentina

Nilda relató el operativo en el que la secuestraron el 1º de octubre de 1976, cuando tenía 19 años. “Irrumpió en la casa de mis padres una patota de más de 20 personas, que estaba al mando de Etchecolatz. El se quedó en el patio y daba las órdenes. Revolvieron todo. Me hicieron vestir y me sacaron en un auto, un Dodge celeste. Me pusieron una funda en los ojos y me tiraron en el piso del asiento de atrás. Etchecolatz iba en el asiento del acompañante”, contó. Los militares saquearon la casa y volvieron a los tres días a terminar de robar. “Un represor tuvo la deferencia de no golpear al perro. Le pidió a mi mamá que lo acobijara y la golpeaba a ella, porque el animal le daba lástima”, detalló.
Tétrico escenario de ESMA. Lugar de torturas y crímenes

“Fui conducida al centro clandestino La Cacha y torturada con picana eléctrica”, explicó, entre profundos silencios. “Al tercer día me levantaron y me dijeron: ‘Vas a hablar con el coronel’. El me dijo que ya sabían quién era, que estaba claro y que ‘te vamos a largar’. Reconocí que era la misma persona que daba las órdenes en mi casa. No sé si estuvo cuando me torturaban”, dijo. En los noventa, Nilda se reencontró con esa voz y ese rostro, ya envejecido, en la pantalla de televisión. “Me quedé paralizada cuando vi esa cara. Ahí supe su nombre: era Etchecolatz.”

Torturada Nelida Eloy
“Al lugar concurría un sacerdote, que después supimos que era monseñor (Antonio) Callejas, que atendía a los familiares en la Catedral. Me hacía poner las manos adelante para poder pisarlas”, aseguró Nilda. Entre el público, otros sobrevivientes lagrimeaban y una de las madres de Plaza de Mayo se retiró del recinto a tomar aire para volver. “De ahí me sacan y me suben a un camión con lona, como los del Ejército. Paran y nos bajan en el camino. Nos hacen arrodillar. Ese fue mi primer simulacro de fusilamiento. Creo que fue un simulacro, pero no puedo asegurar que subieron todos los que bajaron”, contó.

“Del infierno no se sale”

Nilda relató su arribo al Pozo de Arana, donde se encontró con otras detenidas. Entre ellas estaba Emilce Moler, que ayer también testificó y señaló que había reconocido a Etchecolatz por su voz. “Me reconocieron como ‘Morticia’, porque tenía el pelo negro y largo como en la secundaria. Ser reconocida en ese lugar era como volver a la vida”, recordó Nilda. “Un supuesto médico nos manoseaba con la excusa de ponernos pancután”, afirmó. De allí las llevaron en un micro de línea a otro centro, que todavía no pudo reconocer, pero que podría ser El Vesubio. Allí conoció a Marlene Kegler Kugler, una estudiante paraguaya de origen alemán, que está desaparecida. “Tenía todavía las marcas en las manos y en los pies y en la espalda de haber sido crucificada”, contó. “Ahí nos sacaban a las mujeres, tenían una parrilla con techito donde se juntaban a comer. Y nosotras éramos el adorno. Por supuesto, no comíamos.”
Militar asesino Astiz
Luego vino un nuevo traslado, esta vez en dos autos. “Nos dicen que miráramos el camino porque íbamos al infierno. Y de ahí no se sale. Y fuimos al infierno”, dijo. El Infierno era el nombre que le daban a la brigada de Avellaneda, donde la encerraron en un calabozo de 1,5 por 2,3 metros con otro grupo de personas, que se turnaba para sentarse. “Cada cinco días, pasaban una manguera por la mirilla y una tenía que abrir la boca para tomar agua. La sed era desesperante. Cada 12 días nos daban algo sólido. Si éramos diez, podíamos comer dos cucharadas. Si éramos 30, una sola”, relató. En ese lugar, Nilda llegó a pesar 27 kilos.


“Allí descubrí por primera vez lo que era la ESMA. Los que llevaban a torturar a la ESMA volvían con algo menos de su cuerpo”, relató Nilda, quien recordó que a uno de los detenidos ya no le quedaban dedos ni en las manos ni en los pies. Dos o tres veces por semana había traslados. “Los hacían bañar, afeitarse y vestirse. Les decían que iban a ver al juez. Pero era domingo y no iban a ningún juzgado. Cuando volvía, la patota comentaba cómo había estado el ‘enfrentamiento’”, recordó. Se unieron en un grito cuando murió de inanición uno de los detenidos. Pero la guardia no vino. “Dejó el cuerpo dos días con un compañero”, afirmó.

Poco a poco, sus compañeras de cautiverio fueron sacadas. A algunas las volvió a ver; a otras, no. “Yo quedé como la única mujer para todo lo que se les ocurriera. Si para presionar a alguien, querían hacerle escuchar a su madre o a la hija torturada, me picaneaban para hacerme gritar y llorar”, contó. El 31 de octubre de 1976 Nilda salió del Infierno.


La llevaron a la comisaría tercera de Lanús, donde se encontró con Mercedes Borras, que también declaró ayer. Allí se enteraron de que Nilda era instrumentadora quirúrgica. “Nos traían cráneos y manos humanas para que los limpiáramos. Eran supuestamente para la hermana del inspector Moreira, que iba a estudiar medicina”, contó. Luego la blanquearon en la cárcel de Devoto, el 22 de agosto de 1977. “Todos estos lugares eran de funcionamiento policial. Todos dependían de la misma dirección”, concluyó Eloy. A su izquierda, la silla del acusado continuaba vacía.

[*] Actualmente es vicepresidente de ANIDAR (un grupo fascista de militares retirados, represores y skin heads). Vive en Av.Pueyrreón 1035 9° A, Buenos Aires, Argentina. Tel 962-4672




jueves, junio 22, 2006

LA ESFERA ALUCINADA [1]: MARAVILLOSO FÚTBOL


BRASIL: ORGASMO ORGANIZADOS

Escribe Eloy Jáuregui

Aprendí filosofía y a enamorarme en portugués escuchando a Elis Regina y a Vinicius de Moraes cuando Zico hacía goles de tijeras en el España 82. El Perú, entonces no limitaba con Brasil. Lo tenía en las espaldas. Una selva amazónica no podía separar dos identidades. Por qué entonces Brasil jugaba –juega-- como si viviese en perpetuo carnaval. Para nosotros, al contrario, el fútbol es drama. Ellos son sensuales y hedonistas, los peruanos trágicos, ese es nuestro problema.

Brasil, siempre jugó así bajo la axioma: “te hago 6 aunque tú me hagas 5”. Después del Maracanazo de 1950, se fregaron. Pero entendieron que a la alegría había que añadirle ciencia. Por eso llamaron a los mejores alumnos de Einstein. 8 años luego en Suecia, los bailaron a todos e inventaron el juego-show. Un lenguaje óptimo no sólo para ganar sino para divertirse. Además, inventaron el 4-3-3. Retrasaron a Zagalo al medio, inventaron al lanzador Didí y para colmo, se la jugaron por un niño: Pelé. Ahí nos ganaron a todos.

Va a pasar más de medio siglo de ese suceso. Brasil jamás dejó de asistir a un mundial. ¿Por chongueros? No señor. Por disciplinados y marciales. Sí apareció Garrincha también estaba Djalma Santos y sus cruces. Sí nos sorprendió Amarildo en Chile es porque estaba Vavá, un 9 que la hacía de arquero. En Inglaterra, sistemáticamente los molieron a patadas. Pero vino México y aquello fue un concierto de Tom Jobim en Ipanema. Clodoaldo y Brito que bien podían jugar en el Unión Minas hasta se contagiaron. Perú tenía los suyo con Eladio Reyes. Brasil cada vez que pisó el acelerador en Guadalajara nos pasó por arriba. Ellos se habían acostado temprano. Los compañeros de Perico León estuvieron chupando hasta las 4 de la mañana.

Brasil, después, entro en un proceso de recomposición. Todo el resto iba a jugar contra ellos. Había que seguir inventado. El ciclo de Coutinho no se consolida pero se sigue innovando. Más podía el fútbol-hormonal. En 1974 los holandeses los quebraron. En Argentina, entre el Gral. Videla y el zambo Manzo, les prohibieron jugar la final. En España 82 el factor Rossi los mandó de regreso por dos chiripazos. Pero ya se venía venir al gran equipo que es hoy, el de Parreira.

Lo juro, escribo de fútbol desde 1980. No porque admire a Vargas Llosa sino porque no me explico cómo Dunga pudo ser tan perfecto en el Mundial de EE.UU. Hoy que todos son sabios en fútbol, les decreto el triunfo de este equipo verdeamarilho. No es un lugar común. Es que no veo cómo puedan ganarles. Brasil juega con 2 o 3 0 4 Defensas. 5 o 3 o 2 en el medio. 5 o 6 delanteros. ¿Qué Brasil juega con 21? No, pero parece. Además tiene a Ronaldinho la hace por 10, y es poesía y es samba y es gol.

Hoy la pelota es perseguida por todos los ojos del mundo. La magia de “Dinho” lo invade todo. Posee la sagrada omnipresencia de su genio. Es El Juli toreando en Las Ventas o la cintura de Shakira en el MTV. Si Alemania es la Babel planetaria, en todos los idiomas, como nunca, se le teme al mismo Robinho que juega en la banca. Alguien ha dicho que el fútbol es como un esperanto exitoso. No importa dónde te encuentres, siempre genera comunicación. Por eso, el juego de Brasil –aunque a veces pierda-- es la demostración palmaria de un juego que alimenta la cultura, energiza la imaginación, recarga el erotismo yo no soy brasileño pero por ti seré.


LEER MÁS: En revista
Caretas, número 1229, 15 de Junio del 2006


miércoles, junio 21, 2006

BASTA DE FÚTBOL, TODOS QUEREMOS CARNE (2)



WILDER, EL PERIODÍSTA NO VEGETARIANO

Billy Wilder, autor de algunos de los diálogos más chispeantes de las comedias del Hollywood clásico, retrató con acidez en su filmes el mundo periodístico, una profesión que conocía por dentro, como pone de relieve un nuevo libro que reúne sus trabajos como reportero en Viena. La carrera del genial cineasta de origen austríaco empezó con la pluma, pero con "la cámara en la cabeza", como indica Günter Krenn, uno de los autores de 'Billie: los trabajos periodísticos vieneses de Billy Wilder', publicado por la Filmoteca Austríaca por el centenario del nacimiento del realizador, que se cumple hoy jueves 22 de junio.



'Billie' nació en Sucha, una localidad de la hoy Galizia polaca y que entonces estaba integrada en el Imperio Austrohúngaro. En 1916 su familia se desplazó a Viena, donde trabajó entre 1925 y 1927 como reportero para dos cabeceras: el diario 'Die Stunde' y la revista sobre teatro 'Die Bühne'.
Ambas eran publicaciones de sociedad, a veces cercanas al amarillismo sin concesiones, y en sus trabajos se encuentra esa mezcla entre lo banal y lo relevante, aliñado con un agudo sentido de la observación que le hará celebre detrás de la cámara, según Krenn.




El modelo del joven Wilder era Egon Erwin Kisch, padre del reporterismo literario en lengua alemana, y Wilder siguió su magisterio con diálogos dramatizados y un estilo directo que en algunas ocasiones parece más propio de un guión que del trabajo de un reportero.
Durante sus primeros años como reportero, el director compartió amistad y tertulias literarias con el actor Peter Lorre, con quien emprendió después la aventura de un nuevo horizonte en Hollywood, y escritores de renombre como Alfred Polgars o Joseph Roth.
De su sentido crítico y de su humor hay múltiples pruebas en su trabajo, en el que hizo de comentarista de sociedad, crítico teatral, cronista deportivo, un todoterreno del periodismo que adornaba su redacción con una inconfundible ironía que marcaba siempre cierta distancia con aquello que relataba.

Así, cuando acude a Génova describe las ventanas de la ciudad portuaria como el lugar "donde hace unos 400 años se secaban los pañales de Cristóbal Colón" o escribe con su estilo sardónico las apócrifas "vivencias de un acompañante de baile".
Los autores concluyen que la visión corrosiva que ofrece del periodismo en películas como 'El gran carnaval' ('Ice in the Hole', 1951) o 'Primera Plana' ('Front Page', 1974) la adquirió en 'Die Stunde', un periódico propiedad del magnate de la prensa Imre Bekessy, un personaje ducho en todas las artes del chanchullo. La visión corrosiva que ofrece del periodismo en películas como 'El gran carnaval' o 'Primera Plana' la adquirió en el periódico 'Die Stunde'


EN EL DIVÁN DE FREUD

Otro de los episodios conocidos de su estancia en Viena es su fallida entrevista al fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, que después de saber que era un periodista del amarillo 'Die Stunde' no dudó en mandarlo a su casa. Este dichoso fracaso periodístico, ya que a partir de entonces empezó a dedicarse cada vez más al cine, lo contó el propio Wilder en algunas de sus entrevistas.
En el volumen 'Conversaciones con Billy Wilder', del periodista y director Cameron Crowe, se cuenta el episodio con el inconfundible estilo de Wilder. "En aquella época, no conocía a ningún austríaco que se hubiera psicoanalizado. No conocía a nadie que se hubiera psicoanalizado. Era una especia de cosa secreta", aseguraba Wilder.


"La doncella me abrió y me dijo: El profesor, Herr Profesor, está comiendo. Le respondí: 'Esperaré'. Así que me quedé allí sentado. El salón era la recepción de su consulta y, a través de la puerta que daba a su estudio, se veía el diván. Me llamó la atención lo pequeño que era el diván. Todas sus teorías se basaban en el análisis de personas pequeñas".
"Levanté la vista y allí estaba Freud. Un hombre diminuto. Tenía una servilleta atada alrededor del cuello, se había levantado a mitad de la comida, y me preguntó: '¿Un periodista? ¿Es usted el señor Wilder, de 'Die Stunde'?'. (Le había dado una tarjeta de visita). Respondí: 'Sí', tengo unas cuantas preguntas. Replicó: 'Ahí está la puerta'. Me echó. Fue el momento culminante de mi carrera. Le dije: Gracias".


LEER MÁS: En el diario El Mundo. Madrid. Miércoles 21 de junio del 2006





lunes, junio 19, 2006

BASTA DE FÚTBOL, TODOS QUEREMOS CARNE (1).


SHAKIRA O LA PATAFÍSICA DE LA PELVIS

Y ella es la única estrella pop y además única rockera latina que brilla en cada rincón del planeta. Hace varios años que estaba aguardando este momento. Y ya está en pleno tour luego de su primera gira mundial del 2003. Cierto señora, apoyada en un año de ensueño que le ha servido para alimentar su estatus de leyenda viviente, y todo en apenas tres décadas de vida y hasta le ganó por muslos y cintura al Mundial de Fútbol de Alemania.

Escribe Eloy Jáuregui *


A ver para ver. ¿Usted conoce a Isabel Mebarak Ripoll? Yo sí. Ahora que hace de gata sexy, en cuatro patas sobre el escenario. Ahora juega a la seducción falaz, restregando su trasero por el tubo del micrófono para tumbarlo de un culazo. Ahora toca la danza del vientre y Copérnico y todos sus adláteres se pueden caer de poto. Ahora me enroscó en su cabello de caballa. En su cola de yegua alunada, en su crin vulvar erizada de ritmo. ¿Usted conoce a la Mebarak? Yo sí y la llamo como todos, a los suspiros, apenas Shakira.

Cada espectáculo es un orgasmo masivo y privado simultáneo. Ahora sacó su vena rockera y se cuelga de una guitarra de pedrería rosa fucsia para interpretar «Don't bother», uno de los éxitos de la versión inglesa de «Fijación oral». Ahora canta otros tantos «hits» del celebradísimo y calentísimo «La tortura». Y luego «Ciega, sordomuda», y después, los quiebros vocales de «Suerte» y al final, el broche de oro del «Hips don't lie». Yo la he visto desde mi dormitorio y por cable desde toda España. Y desde hace un tiempo, y así me quedo dormido solo, sólo soñando con ella, el más infiel de sus maridos anónimos.

Y Shakira utiliza todo el peso de su nombre para alzar la voz y defender los derechos humanos de los niños en su propia casa, Colombia, que hace cuatro décadas se desangra en un conflicto interno entre gobierno, paramilitares y guerrillas. Luego, tiene la humildad para aceptar que otros arriesgan más que ella en ese trabajo. «Hay gente que hace mucho más que yo (...), esos maestros rurales y religiosas que caminan kilómetros y kilómetros para llegar a zonas violentas en mi país». Así dijo el pasado abril en la ceremonia de los Billboard Latinos, cuando fue reconocida por su labor humanitaria con la Fundación Pies Descalzos.


Según la revista especializada Billboard, el tema que interpreta con el rapero Wyclef Jean «Hips Don't Lie» [Las caderas no mienten], sigue siendo el número uno de la lista de los «Hot 100» de audiencia radial en inglés y el líder también de la lista "Hot Latin Tracks" en las emisoras españolas. Pocos, casi nadie recuerda que esta doble hazaña, en el mercado en inglés y en español de Estados Unidos haya sido lograda antes por un artista latinoamericano con tanta contundencia.Casi todos los rijosos temas de Shakira son número uno también en las listas "Hot Digital Tracks" de Billboard, que registra las ventas en Internet, y la "Hot Digital Songs", las más escuchadas en la red. Y como Shakira satura con este éxito, es líder también en las listas "Pop 100" y "Pop 100 Airplay", que siguen la categoría pop.

QUE VENGA YA

Y alguien me dice que piensan traerla otra vez a Lima. Y me cortaré la yugular con el sobre de un profiláctico. Y vamos hombre, Shakira no es lo que se dice un cuerazo. Cierto, no tiene el trasero descomunal de Jennifer López ni los pechos perfectos de Cameron Diaz ni la conchudez cárnica de Salma Hayek, ni las cangallas hormonales de Eva Méndez, ni la talla arrechante de Eva Longoria, ni la ingenuidad lasciva de Thalía y menos el gel ardiente y vaginal de Jessica Alba.


Qué va. Casi inadvertida, puede pasar piola en tanga como una barranquina en la playa del Regatas o como una patita de jeans rotos en una disco del Bulevar del balneario de Asia. No obstante, le gusta a morir a un hijo de Piura como a una niña del colegio San Silvestre o a un chofer de combi.
Vende celulares, bebidas y jeans. Posee premios Grammys, MTVs y hace comerciales donde su pelvis musulmana es el gancho. Eso sí, sus abundantes logros la colocan hoy en día como una 'artista prodigio' y pertenece por su ADN más a la nueva movida colombiana –Carlos Vives, Aterciopelados, Juanes, Bacilos, Ana Sol—que al cartel de los herederos de Pablito Escobar. Es un orgullo mestizo latino contra el morbo hirsuto de los gringos.


Así fue desde aquella vez que Isabel Mebarak Ripoll se puso como chapa «Shakira», una buena hija colombiana de clase media –Barranquilla, 29 años, nació un 2 de febrero—, que actuó cuando niña para un grupo de mineros y a los 13 años convenció hormonalmente a un ejecutivo de la Sony Music con su inocente danza árabe donde su ombligo parecía el eje de una licuadora.

Yo recuerdo la última vez en el 2003. Ese sábado cuando a las 4 y 45 de la tarde aterrizó en el Jorge Chávez con su avión privado, su papa y mamá, su hermano Antonio y una delegación de 70 personas, y antes de trasladarse al Swissotel de San Isidro, le confesaría a un periodista inescrupuloso tipo Bayly, a cambio del berrido histérico de sus fans de Carabayllo y La Balanza de Comas, que amaba a los niños, que ya acumuló 8 novios aunque el oficial era Antonito de La Rúa y que le llegaba a la punta de su erectada nariz la virginidad.


Ya en la suite presidencial del hotel donde alguna vez depositó su dulce pellejo la diosa Claudia Schiffer, un botones le pasaría por lo bajo a la prensa de los diarios serios una lista que la «Llena de gracia» o «Diosa de la fortuna», que ‘eso’ quiere decir Shakira en libanés, había enviado desde Quito –ciudad que detesta por el olor a la carne mechada—en el que aparecía el rol de sus exigencias y donde destacaba la limosina que ocupa su doble, una mujer parecida a Shakira pero con mucho más vellos en las piernas, encargada a despistar a periodistas, fotógrafos y seguidores, mientras la cantante se desplaza en una camioneta 4X4 con su equipo de seguridad, bellos todo.

«La música de Shakira tiene una impronta personal que no se parece a la de nadie, y nadie la canta ni la baila como ella a ninguna edad con una sensualidad inocente que parece inventada por ella. Se dice fácil: ‘Si no canto me muero’. Pero en Shakira es cierto: si no canta no vive. Lo único que le devuelve la paz del espíritu es la soledad en medio de las muchedumbres. Una vez en el escenario no tiene el temor escénico, sino todo lo contrario: el terror de no estar allí. ‘Me siento –dice-- como un león en la selva’. Es uno de esos pocos espacios donde tiene la oportunidad real de mostrar lo que es, lo que ha sido, y lo único que será sin duda hasta la muerte». ¿Qué tal? Este texto no es mío, pertenece a Gabriel García Márquez, más que compatriota, viejo verde, tan rijoso como ese José Arcadio que se cortó un testículo frente a la estampita de Nuestra Señora del Orgasmo, obviamente, de espaldas.


Es que Shakira más que un fenómeno extraño es una mujer cómplice. Uno la siente al fondo trinal de cada verso como si la hubiera escuchado aún nonato en el vientre de la madre de uno. Es pop pero es más islámica. Su isla en todo caso es latinoamericana. ¿Cómo? Sí, tiene de árabe por morisca y tiene de mora por artista. De esta manera llegó de antiguo y en carabela. ¿Colón o Pinzón? Qué más da. Así se entronca a nuestras raíces musicales pero se engarza con mayor furor a nuestro canon alimenticio y sobre todo al código asolapado del sexo caliente del trópico, al tibio de las sabanas colombinas y al candente de nuestras arenas que se bañan en el Pacífico.

Y Shakira ha vendido hasta el cierre de esta edición más de 57 millones de discos en todo el mundo –incluyendo las disquerías de Bagdad--. Y dizque quiso ser psicóloga y seguro que Freud más que Jung se hubiera opuesto a su apuesta. De cantante y sin zapatos le va mejor sobre todo cuando ingresa a los paramos del trance y uno no sabe si está vacilándose en la ‘disco’ Kapital de Retablo o si se está fumando un porrito a la manera de Calamaro en un callejón de Tánger.


Shakira es única y personal y no se parece a nadie. Los master de la mercadotecnia saben que es negocio químicamente puro. Sus grabaciones y su look y sus siderales webs la muestran con esa extraña mezcla de niña que come con su mano y de mujer que todavía duda frente a ser una perdida de chongo de puerto o terminar de monja de clausura por culpa de un mal hombre con aire a periodista. Carne de las súper-ventas, su imagen es ambicionada por las principales empresas del planeta.

Pepsi le hacía tomar su gaseosa hasta que reviente, la marca de teléfonos celulares Nokia tenía una musiquilla de llamado con su éxito ‘Ojos Así’, los italianos del ayer Tim decían que, «con sólo llamar al 9798-9898 podrás hacer que Shakira te vea». Luego, Calvin Klein la contrató para que sus amplias caderas modelen su nueva línea de jeans. El pool de críticos de la revista original The Rolling Stone, afirmaban que Shakira se ha convertido en el Pokémon de la industria musical latinoamericana. Y ahora promociona, toda vestida de negro, una cámara digital que no quiero mencionar.

En su recordada «La gira de la mangosta» [léase mangosta como signo simbólico: un animalito –mamífero soñador-- que puede derrotar a una serpiente de una sola mordida], esa suerte de tour de force vitaminizado que no es otra cosa que una superproducción internacional –se había iniciado en noviembre del 2002 en San Diego, California y contemplaba un recorrido de conciertos en 30 países y 50 ciudades--. Esa vez contaba con un escenario de 350 metros cuadrados, que incluían pasarelas laterales entre el público, 35.000 kilos de material colgado del techo, 280.000 vatios de luz y sonido, más 130 personas involucradas en el montaje, así como 10 trailers y 7 autobuses para trasladar a todo el personal.

Y termino a la manera del «Gabo» quien hubiera escrito de esta manera ante la belleza especial de la barranquillera. Es que es muy difícil ser lo que Shakira es hoy en su carrera, no solo por su genio y su juicio, sino por el milagro de una madurez inconcebible a su edad. Cuesta trabajo entender semejante poder de creación compatible con sus trenzas negras de ayer, las rojas de hoy, las verdes de mañana. Se ve que es como ella quiso ser: inteligente, insegura, recatada, golosa, evasiva, intensa. Hija del trópico colombiano de hueso colorado, desde el mundo entero y desde las nubes de su Olimpo añora las huevas de lisa y el bollo de yuca, y una casa de techos muy altos que no ha podido comprar frente al mar, con dos caballos y mucha tranquilidad. Adora los libros, los compra, los acaricia, pero no tiene el tiempo que quisiera para leerlos. Anhela a los amigos que se le quedan en los adioses apresurados de los aeropuertos, pero sabe que no será fácil volver a verlos.

LA TORTURA ES MIRARTE


El preámbulo de esta gira fue de rechupete. Cerró el 2005 con su nuevo álbum en inglés, «Fijación Oral Vol. 2» que ya vendió más de medio millón de copias, y recibió un premio MTV europeo a mejor intérprete femenina con "Fijación Oral Vol. 1". El 2006 la recibió con un Grammy inglés por mejor disco rock alternativo, y en abril se llevó cinco Billboards Latinos, sola o con el español Alejandro Sanz, por su número «La tortura», confirmando ser la más vendida y la más escuchada en Estados Unidos.El mes siguiente hizo historia: "Hips don't lie", una canción medio reggaetón, medio salsa, y cantada a dúo con el haitiano Wyclef Jean, alcanzó el tope de los éxitos más populares en Estados Unidos tanto en la lista principal de Billboard como en la Latina. En medio de toda la vorágine, la reina del Pop-rock, que lanzó su primer disco a los 13 años de edad, ha sido capaz de mantener su vida sentimental en privado. Aunque de tanto en tanto da algún pequeño dato sobre su novio, Antonio de la Rúa, hijo del ex presidente argentino, y sobre una eventual boda que aún no se sabe dónde ni cuándo ocurrirá, la cantante le resta importancia al tema cuando se lo comenta a la prensa del corazón.


Ella dice que lo que hace con su cuerpo, pasando el umbral de su casa, es cosas de su vagina y su dueño. Que le mueva las menestras o que lo deje invalido es asunto de la prensa basura y no de gente decente como ese que es este cronista que repite y repite bien al Marqués de Sade. «Yo nos soy onanista pero si no paras de moverte, por ti seré.

Así que ya lo saben compañeros. Si la cobra Madonna está aún con vida, que ponga las mechas en remojo porque la mangosta Shakira viene con hambre y ya se tragó a otras culebras.


*LEER MÁS: En «EL más vil de los ofidios». Eloy Jáuregui. Alfaguara 2006.


lunes, junio 05, 2006

TE ODIO OLLANTA 1: LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN


PENÚLTIMA DEFENSA DE LA CLASE MEDIA

La clase social más furcia del territorio nacional es precisamente aquella a la que ya no le queda clase. La Clase Media. Ahora que van abolir las colas y prohibir la penetración, hagamos un propósito de enmienda y a rezar para que Alan García, nuestro presidente recargado, nos devuelva por favor la prez de ese rinconcito del confort y el recado para no ser o parecer pobres otra vez. Te odio Ollanta.

ESCRIBE Eloy Jáuregui

a. La derecha jurel. Antes de marcharse, el presidente Toledo, aquella mañana que le tocó votar por Alan García y todavía con su palmarés de primer mandatario a cuestas, recordaría esa vez que su padre lo llevó al río para enseñarle a comer cuy. Era un cholo de esos y no pensaba estudiar en Harvard. Ahora se halla en los estertores de su gobierno. Ya fue un presidente heterodoxo. Ya fue presidente. Ya fue. «Dejo un país sanito» dizque dijo pero nadie le creyó el domingo. Los periodistas lucían las medias rotas y hasta su seguridad vestía ternos EL marca chancho, lustrosos por viejo, brillantes por sucios. El presidente, que es economista, sostuvo que el Perú y su Clase Media [1], estuvieron a punto de ser destruidos desde Velasco pero que fue la derecha peruana la que no lo permitió por sus agallas nacionales y sus gallos internacionales.


Un último estudio sobre niveles socioeconómicos y hasta el cierre de esta edición hablaba que el 51.8 %de la población limeña está considerada pobre. Es decir, que el promedio mensual por familia de la capital vive y arranca de su triste realidad real apenas 431 dólares. Qué quiso decir don Alejandro Toledo. Que a ese sector, que él había encontrado en la más pestífera extinción, le había pegado una ayudadita oral, algo así como respiración boca a boca modificando la estructura impositiva y ofreciéndoles vivienda al alcance del bolsillo del de a pie.

Señora, señor: ¿Qué diablos fue la clase media? Acaso aquel grupo de nacionales que asistían al ahora tapiado cine Colón o los otros que se empujaban un sancochado de rigor y con harta carne de pecho un día sí y el otro también o aquellos que compraban su loción en la Botica Francesa. Me temo que no, dijo el tecnócrata. En el Perú, la Clase Media es un sector amorfo, dijo uno de lentes y bigotito. Todos se miraron el pipute.


Veamos. En un nivel complejo de ser identificado, un experto de San Borja que portaba un traje verde pacae, advirtió que don Antonio Gramsci, el filósofo italiano, soñó alguna vez que la Clase Media podría unirse alrededor de un proyecto revolucionario y liderar cambios profundos en la sociedad, creando lo que él mismo definió como el Bloque Histórico, marcando clara distancia con Karl Marx, quien decía que era la Clase Obrera y no otra, la que debía tener la responsabilidad de generar los cambios drásticos en cualquier sociedad. ¿Y la Izquierda Caviar? ¿Y la Derecha Jurel? ¿Y el Centro Tamal?

Cierto, Gramsci vivía también en el año de la pera y nunca se imaginó que en el Perú la Clase Media devendría en un bloque híbrido, sin consistencia ideológica, con una clara inconciencia de sus intereses particulares que la inclinarían a la aspiración de un ascenso social a costa de lo que sea, pero con muy poca fuerza y consistencia por alcanzar este[os] propósitos. Ese proyecto lo obligaba a dejar con los crespos hechos al bienestar social, haciendo alianza con sus eventuales verdugos. Que duda cabe, la clase media no sólo en el Perú sino en Bolivia, Paraguay, Ecuador, Venezuela y paro de contar, es una entelequia o un espacio virtual luego de las recetas del FMI y los enemas del BM.


Esa vez, el presidente Toledo, sin querer queriendo puso el dedo meñique en la llaga y el pulgar en el bolsillo roto. Le hacía recordar a un gran sector de los peruanos que como decía el profesor Víctor Torres recordando al poeta: «…Cuán presto se va el placer,/ cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer,/ cualquier tiempo pasado/ fue mejor. ». Yo, que era fanático de mi abuelito, don Luís Coronado de la Altas Torres y Pérez; lo oía todas las tardes recordar su bodega de vinos, su Fort T bien paradito y su frotación Charcot antes de, y después, también. Sí don Luís, que vivía en los pagos de Surquillo pero todos los días comía churrasco y con servilleta bordada con sus iniciales en Century Gothic, agarraba su platea sin falta en el cine Primavera y cuentan las malas lenguas que mantenía con dignidad cuatro canales en medio de los aromas más fieros de los amores alcanforados. ¡Ah, qué verde era mi valle! Y cierto, nuestras billeteras. Te odio Ollanta.


b. La izquierda Caviar. Los de la Clase Media recordamos las medias caídas de Toto Terry, de Chocolatín Heredia y de nuestro fujigoleador Teófilo Cubillas. Futbolistas que inventaron el pasapiolismo económico del peruano conchudo. Pero la clase media –o lo que queda de ella—podrá comprar en Wong, curarse en boticas Inkafarma o cuadrarse una camisa «Antonio». Eso, cierto, no le quita su esencia de misio. Si Odría inventó la Clase Media criollaza con harto pisco y butifarras, fue Prado quien le otorgó tufo a Cologne 4711. Con Belaunde nos convertimos a la cultura del edificio y nos refrescó en el consumo de marcianos de caigua. Pero fue con Velasco que agarramos perfume a queso y con el segundo Belaunde obtuvimos diploma de caídos del palto para ingresar a la era de la leche ENCI del primer García, cruzar la década hedionda con el ciudadano Fujimori y hasta aterrizar en la Chakana Fashión con nuestro epónimo Alejandro Toledo.
Pero todas no son malas noticias para los minusválidos de la Clase Media. El fotógrafo neoyorquino Spencer Tunick [2] amenaza con llegar a nuestra patria para tomarnos una foto en masa. El hombre es lo que dicen un fotógrafo-autor y ha patentizado desde aquella vez el «Be Consumed» [es decir, en nuestra lengua: ser consumido] en una mega tienda de Londres. Sus contactos en Lima ya han comenzado las gestiones en las galerías «El Rey de Gamarra» del emporio textil del mismo nombre donde a pellejo limpio pasaremos a la posteridad como Dios nos regaló al mundo.


Rolando Arellano[3] y su Estilo de Vida, utilizado un método más científico que curioso, desde la óptica política, económica, administrativa y de marketing, le saca la vuelta a la economía ortodoxa y le levanta la moral a los de la Clase Media al clasificarnos de acuerdo a nuestro perfil cholo, jamás griego. Así nos hacemos diferentes. Según esta nueva tabla en el Perú existen las conservadoras, los tradicionales, los progresistas, los sobrevivientes [aquí estamos, hermanito], las trabajadoras, los adaptados, los afortunados, los emprendedores y los sensoriales. Creo que Arellano se acerca a la esencia del problema pero se olvida de los Alpinchistas, que son la mayoría, es decir, aquellos peruanos que ya perdieron la fe, que habitan en las cumbres de la miseria, y de los Quechuchistas, que son los motores del clientelismo y las víctimas de los populismos de hogaño y desde el año de la pera.


El Perú, que no es un país tropical, en el fondo sí lo es. Hay ricos y hay pobres y hay izquierdistas. La clase media existe si uno es huachafo, si vicia su voto y agarra turismo ecológico para acercarse de costa rica al maestro Rafo León. En Asia, el balneario del sur no el continente, no hay clase media, en Lurigancho tampoco. Es decir, existen peruanos que tienen conciencia de clase para sí, ya que si en algo está clara la Clase Media es en que no quiere ser Clase Media. Y esto, producto de sus motivaciones insolidarias para alcanzar la tan ansiada movilidad social y la táctica de la araña [4]. Full arribismo.

Con grandes y honrosas excepciones, los clasemedieros nos morimos por salir en la página de sociales de la señorita Peschiera en El Comercio, en Circo Beat de Somos, en la central de «la revis Cosas», en la contra de Ellos & ellas o porque nos entreviste el gran maestro Chema Salcedo en «Fulanos y Menganos» o por último que nos haga trapear el estudio la buenaza de Almendra Gomelsky de OH Diosas. O aún más, qué carajo, nos vean en un moll de Orlando preguntando por un pareo para la otra e incluso, nos ampaye la Urraca en el Café del Mar chapando un applemartini. Luego, nos llega que nos encuentren en el mercado de Lince comprando una «china» de menudencia de pollo o solapeando una malcriada del Trome.

No cabe duda que los arribistas abundan como los racistas. Ninguno, por más apellidos que tenga, puede sacar pecho porque son ricos o «los reyes del olluco». Sin embargo, se computan nobles o descendientes de nobles y alucinan pertenecer a la generación «fo» o pertenecer al sector GCU. Ninguno puede asegurar que sus ascendientes vienen de los Borbones, de los Saboya, Cavour, Tudor, Habsburgo, Hohenzollern, Romanov, de la casa Sajonia-Coburgo-Braganza, Hachemita, etc. Y sin embargo son presumidos, pretenciosos, altaneros, vanidosos, petulantes, fatuos, orgullosos y jactanciosos de su status o riquezas y se creen de sangre azul con el perdón de Perico León y los hinchas de Alianza Lima. Ya no hay ‘progres’ ni altruistas. Existen los de las 4X4 y los que están en la agenda del tristemente célebre La Gata. Te odio Ollanta.

c. El Centro Tamal. Nadie mejor que el papá de Lourdes Flores y el viejo Bedoya o Ántero para embutirnos a todos en el centro social. Si el centro ideológico es el Punta Sal de los extremistas, el centro político en el Perú es un bus-camión con rumbo a Chongoyape. Ya sé señito, usted quiere ser decente y tener su Abtao Fashion donde criar a sus gemelitas: Cayetana y María Fe. Pero la vida es dura, como diría Bayly. Yo la he visto, mi reina, pagando su brócoli y medio Kilito de lentejitas con su Tarjeta Metro. Entonces, cómo quiere que los regios del Cetrum de la Católica la clasifiquen en el soporte «A».


Si Julio Iglesias, el peor cantante católico que oyó este mortal dice que por amor tropezó de nuevo con la misma piedra, ayer domingo –salvo los arequipeños que son de otra laya—votamos, supimos del flash, vimos a la Magdalena Chu con las cifras al 77 por ciento, oímos a Rafael Rey agradecer a Aldo Mariátegui por encausar los votos de los conservadores para García, soportamos a Bayly hasta la medianoche y nos acostamos. Al segundo día resucitó. Te odio Ollanta.


[1] Hay pocos que tienen mucho y mucho que no tienen nada. Es decir, la clase media ha terminado siendo un sándwich de mortadela. El subrayado es mío.

[2] El hombre es especialista en calatos, según su analista, por haber nacido en una playa de nudista donde su papá vendía sombrillas.

[3] Su libro, Los Estilos de Vida en el Perú: Cómo somos y pensamos los peruanos del siglo XXI, merece una nueva pasada de ojo.

[4] Se llama así y no de otra forma al estilacho de abrir las piernas para trepar.



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