¿QUE HAY, MONSIVÁIS?
El lunes, el escritor Carlos Monsiváis ganó uno de los premios de más prestigio en las letras hispanoamericanas, el Juan Rulfo, envuelto en una polémica entre los familiares del autor de “Pedro Páramo” y los organizadores.Por primera vez, luego de 17 ediciones, el premio no se entrega en los géneros de poesía o cuento. Se le confiere a uno de los cronistas más prestigiosos del mundo, interesado en la cultura popular de su país y en la política.
Durante meses, Monsiváis apoyó la candidatura del izquierdista Andrés Manuel López Obrador y sigue creyendo que los intelectuales son libres de tener la afinidad política que les plazca, sin que esto lacere su trabajo artístico.Monsiváis “ha renovado las formas de la crónica periodística, el ensayo literario y el pensamiento contemporáneo de México y América Latina”, dijo, en la lectura del dictamen final del jurado, la intelectual chilena Cecilia García-Huidobro.l lunes, el escritor Carlos Monsiváis ganó uno de los premios de más prestigio en las letras hispanoamericanas, el Juan Rulfo, envuelto en una polémica entre los familiares del autor de “Pedro Páramo” y los organizadores.
Por primera vez, luego de 17 ediciones, el premio no se entrega en los géneros de poesía o cuento. Se le confiere a uno de los cronistas más prestigiosos del mundo, interesado en la cultura popular de su país y en la política. Durante meses, Monsiváis apoyó la candidatura del izquierdista Andrés Manuel López Obrador y sigue creyendo que los intelectuales son libres de tener la afinidad política que les plazca, sin que esto lacere su trabajo artístico.
Monsiváis “ha renovado las formas de la crónica periodística, el ensayo literario y el pensamiento contemporáneo de México y América Latina”, dijo, en la lectura del dictamen final del jurado, la intelectual chilena Cecilia García-Huidobro.
“En la literatura ya no es posible dictar cánones”
Monsiváis “ha renovado las formas de la crónica periodística, el ensayo literario y el pensamiento contemporáneo de México y América Latina”, dijo, en la lectura del dictamen final del jurado, la intelectual chilena Cecilia García-Huidobro.
“En la literatura ya no es posible dictar cánones”
Eso de hablar de su obra sigue resultándole artificial e incómodo a Carlos Monsiváis. Se escucha cansado, pero lúcido, y no duda en realzar entusiasmado la obra del hombre que le da título al premio que recién obtiene, el Juan Rulfo, dotado con $100 mil.
El próximo 25 de noviembre, en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (estado de Jalisco, México), Monsiváis sucederá en ese trono literario hispanoamericano al mexicano-español Tomás Segovia. Se convertirá, además, en el primer intelectual que obtiene ese lauro gracias al uso de su pluma en crónica y ensayo, y no en narrativa u obra poética.
Paradójicamente, el Gobierno de su país, con quien Monsiváis guerrea constantemente de manera discursiva, lo felicitó solo un día después de la oficialización de su premio.
El mexicano advierte que no se siente cómodo hablando de su obra, pero no le tiembla el pulso cuando una valoración política se topa en su camino.
¿Cómo recibe este premio?
Me ha parecido sorpresivo, y en esto no miento. Me ha adherido a las razones de la sorpresa, y en esto tampoco miento. Mi autocrítica me lleva a sentirme en falta, y mi alegría me lleva a prescindir de la autocrítica.
Es un momento político difícil en México, y su afinidad con Andrés Manuel López Obrador también está en boga.
Sí. Me he adherido a la candidatura de López Obrador y a la Coalición Por el Bien de todos. Pero también hice una crítica pública acerca de que bloquear las avenidas no era una técnica pertinente, porque implicaba el sacrificio involuntario de aquellos a quienes perjudicaba esta medida. Me ha parecido también que ha habido una campaña terrible, sucia, agresiva, carente de ética, en contra de López Obrador. Pienso que en este momento, con la decisión del tribunal electoral que ya se conoce el triunfo de Calderón, pasamos a otra etapa en la que la obligación de la izquierda es preservar su continuidad de una manera racional y democrática.
No le parece simbólico que el ganador del premio Juan Rulfo, el más importante de las letras mexicanas, se encuentra en este momento tan involucrado con la izquierda, con la política...
Bueno, pero me encuentro involucrado como todos los mexicanos. Para mi fortuna, no todos los mexicanos ganaron el premio Juan Rulfo; aunque, por diferentes razones, cada uno merecería un gran premio, supongo. Pero lo que me resulta paradójico es lo distante que estamos todavía de un proceso transparente y democrático y la necesidad que se tiene de no defraudar las esperanzas de los millones de jóvenes que esta vez creyeron en la vía democrática y que de alguna manera se sienten tristes, abatidos y desplazados por lo que ha pasado.
¿Y usted se siente triste?
Yo tengo que combinar mis estados de ánimo: mi alegría personal con la también tristeza personal. No es nada fácil.
¿Es necesario que los intelectuales de América Latina se sigan involucrando con la política de sus países?
Ese compromiso en México ha sido tanto para un lado como para otro. Ha habido partidarios de la línea del Partido Acción Nacional (PAN), de derecha, y ha habido muchísimos otros que hemos apoyado a la candidatura de López Obrador. En ese sentido no hay reglas, creo que cada uno decide, pero que es cada vez más difícil que alguien se declare absolutamente al margen de lo que sucede en la política. Todos hemos tenido intereses, pasiones, antipatías, para ser suave, de manera que no hay reglas, cada quien hace lo que le da la gana, pero es cada vez más difícil no involucrarse en política.
Jurado y críticos de todas partes hablan del premio y de la íntima relación suya con el género de la crónica...
Eso es explícito en el dictamen del jurado. El premio se había dado siempre a la poesía y a la narrativa. Esta vez, con un asunto de ampliación de géneros, se decidió que se reconocieran el ensayo y la crónica. Por eso pude yo ser candidato y después ganador. Porque se había declarado que era necesaria esa inclusión de géneros. No es que yo sea parte del criterio, sino que el criterio, después de 17 entregas, a poesía y narrativa valía la pena algo de la crónica.
Cecilia García-Huidobro, portavoz del jurado, al leer el dictamen, dijo que usted había renovado el pensamiento literario y la crónica de América Latina. ¿Pueden resultar ajenas a la literatura estas características para algunos?
Es que el estilo neto de la literatura ha cambiado tanto que no es posible dictar cánones. Ahora, por otro lado, yo no puedo y no debo sostener opinión respecto a la calidad o a la diafanidad u oscuridad de mi trabajo. Así es que le cedo la palabra a Cecilia García, y solo me queda esperar que aunque sea en alguna mínima medida tenga razón.
Usted ha escrito temas relacionados con la cultura popular de su país. ¿Sigue siendo necesaria esa temática tan identitaria?
La identidad de mi país es una cosa tan variada y tan cambiante que nunca se sabe exactamente de qué se está hablando y a qué uno se está refiriendo. Lo de la cultura popular es algo que ya no tiene la relevancia ni la vitalidad de antes, aunque sí es algo importantísimo, como en todos los países de América Latina: la mayoría de países se integra por habitantes de la cultura popular.
Hace un año, Tomás Segovia se metió en problemas por una opinión sobre Juan Rulfo. ¿Cómo define usted a Rulfo?
Lo que se dijo de Juan Rulfo, en primer lugar ya está dicho, y en segundo lugar casi siempre se ha examinado, sintetizado o analizado con gran justicia. Rulfo es un gran renovador, es un escritor que dio un cambio radical a todos los tratamientos del mundo rural, creó temas y formas estilísticas en verdad duraderas, magníficas e hizo de dos libros y de los otros textos que se han recopilado una maravillosa obra completa que nos sigue enriqueciendo.
¿Es Juan Rulfo el escritor que más ha influido en el siglo XX en las letras mexicanas?
No. Como el escritor que más ha ejercido la maestría en la narrativa de las letras mexicanas, sí, sin duda. Y ha habido muy buenos narradores. Influir no... porque Rulfo es único y no ha habido quien intente esa influencia, porque de inmediato quienes lo hacen producen caricaturas. No ha influido, ha sido esencial, permanente, lectura obligada y asimilación constante.
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2 comentarios:
Me parece coherente. Aunque no es poesía, la realidad es épica.
QUé tal rocón que acabo de escribir.
Tiene una pluma genial Eloy, debería escribir más seguido.
Un fuerte abrazo.
Harold Alva
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