El galgo fantasma de Don Quijote
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Escribe GREGORIO MARTÍNEZ
En su aplaudida versión inglesa de Don Quijote, Edith Grossman ha añadido un nuevo cuadrúpedo a la fauna quijotesca, un galgo de carrera.
Quizás por hueleguiso, el galgo fantasma me saltó a la cara. Por supuesto, un autor desconocido, que escribe en castellano recóndito de Coyungo (Nasca, Perú), no tenía para qué echarle ojo a la novela Don Quijote traducida al inglés. Excepto de puro adefesiero. Acaso porque había leído que le echaban flores y le reventaban cuetes a la novísima versión inglesa de Don Quijote, traducción de la célebre Edith Grossman, con prólogo del pontífice de los estudios literarios Harold Bloom, profesor de Yale? Tal vez.
Edith Grossman, como traductora del castellano al inglés, se ha constituido en una celebridad de las letras hispánicas, aquende y allende los mares. Mas aún desde cuando Gabriel García Márquez declaró que la versión inglesa de El amor en los tiempos del cólera, realizada por Edith Grossman, resultaba superior a la original en castellano. A partir de entonces, ser traducido por Edith Grossman se convirtió en un delirio de grandeza.
¿Y a qué galgo fantasma me refiero? Pues al perro inefable que le ha añadido a Don Quijote la novísima traducción de Edith Grossman, lanzada por HarperCollins, a propósito de los 400 años de la aparición de esta obra magna de Cervantes. Digo que me saltó a la cara porque el presumido cancerbero se halla a la entrada de la novela, en el primer parágrafo, aquel preámbulo de narrador que tanta hermenéutica ha generado y chinchosas notas al pie de página, esa artimaña viciosa para gracia de Francisco Rico que inventó el británico Edward Gibbon en 1788.
Cervantes dice: "un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". En su aplaudida versión, Edith Grossman ha confundido la función adjetival de la frase nominal 'galgo corredor', cualidad referida al caballo Rocinante, y, por arte de birlibirloque --un insólito pase mágico de adjetivo a sustantivo-- acaba procreando un nuevo cuadrúpedo en la fauna quijotesca, un galgo de carrera. Así lo traduce: galgo de carrera/ greyhound for racing. Transcribo aquí el trecho sin propósito de enmienda: "a gentleman, (...) one of those who has a lance and anciente shield on a shelf and keeps a skinny nag and a greyhound for racing".
Quienes piensen que se trata de un desliz insignificante, tienen la entera razón. En efecto, el mero y diminuto artículo 'un'/ 'a' ocasiona el problema. Si en castellano Cervantes hubiera escrito: rocín flaco y 'un' galgo corredor, Edith Grossman habría dado en la cabeza del clavo cuando tradujo: skinny nag and 'a' greyhound for racing. Pero en el idioma de Cervantes la adjetivación se vale no solo de formas gramaticales establecidas sino, también, de sutilezas que constituyen verdaderos oxímorons, ya que se trata de agujeros negros en el espacio idiomático.
Insignificante en castellano no quiere decir carente de significado. Insignificante se refiere a lo diminuto, a lo minúsculo. Por lo tanto, 'rocín flaco y un galgo corredor' sería un desliz minúsculo, ocasionado apenas por el artículo 'un'. Sin embargo, las consecuencias significativas, ahora sí, resultan tremendas. Porque, entonces, el personaje principal de la novela de Cervantes será otro. Un Don Quijote con Rocinante y además un formidable galgo de carrera y de caza que podría arrancarle los capachos a cada contrincante del Caballero de la Triste Figura.
No creo que a Edith Grossman la consuele que lo del galgo fantasma sea un mal de muchos. Por decir, de todos los traductores al inglés de Don Quijote desde 1947, cuando se cumplieron 400 años del nacimiento de Cervantes y Samuel Putnam culminó su famosa traducción, vigente por cuatro décadas, titulada The Ingenious Gentleman Don Quixote de la Mancha, hasta las versiones del siglo XXI, prologadas una por Carlos Fuentes, otra por Roberto González Echevarría, profesor de Yale. Todos caen redondos en el agujero negro de la frase nominal --galgo corredor-- que solo es adjetiva. Incluso Samuel Putnam.
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http://www.peru21.com/comunidad/Columnistas/html/Martinezindex.html
2 comentarios:
Con todos los respetos... Me atrevo a decir que una mayoría de hispanohablantes sí interpretamos que Alonso Quijano tenía un galgo... corredor. Con lo que la traducción al inglés sería más que correcta... Y no tanto su interpretación de la frase adjetivada.
Pero la totalidad de "hispanoLEYENTES" tienen que aceptar el adjetivo descriptivo de Rocinante a un galgo.
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