El Premio Cervantes 2005
visto por otros escritores
Un cable fechado el martes 18 por EFE desde México agrega genio y figura a la imagen de Sergio Pitol, el escritor mexicano galardonado con el Premio Cervantes 2005, quien dice que aspira a convertir cada uno de sus relatos en una obra de arte apasionada, creada por instinto y alejada de modas y tendencias literarias dominantes.
Un cable fechado el martes 18 por EFE desde México agrega genio y figura a la imagen de Sergio Pitol, el escritor mexicano galardonado con el Premio Cervantes 2005, quien dice que aspira a convertir cada uno de sus relatos en una obra de arte apasionada, creada por instinto y alejada de modas y tendencias literarias dominantes.
De Pitol ha dicho el mexicano-sanborjino Mario Bellatín que: «Vive la vida como una gran obra de ficción disparatada», con un talento especial para descubrir «lo absurdo, rígido o acartonado» de ella y transformarlo en literatura de tono «patético», o tomar «lo cómico» y plasmar con ello «la magia de la vida».
¿Qué? Me pregunto yo ¿hay gente así? Sí. Según la escritora Elena Poniatowska, Sergio Pitol encarna «el siglo XIX, el de los espejos de agua que reflejan escenas frágiles y movedizas, el de los rusos perdidos en la neblina, el de los impresionistas de Monet, apenas una que otra amapola aquí y allá en medio del trigal (.) Es raro que un hombre sea un paisaje, pero Pitol lo es».
Carlos Monsiváis asegura que las reglas del juego literario de Pitol han sido siempre "la tensión idiomática, amplios recursos culturales y psicologías al límite. Ha construido una obra que desemboca en lo absolutamente previsible, con un tema obsesivo: las experiencias de los mexicanos fuera de sus espacios naturales».
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