[Ver más: Diario La Republica / 25 de abril del 2006.]
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La política es el arte de lo posible, pero no deja de ser paradójico que la cabeza de la alianza que se formó para recomponer el país luego de la catástrofe en que estaba en 1990, ahora quiera ser revivida para devolverle el poder a quien la generó.
El voto directo del Apra y UN apenas supera el 40%, pero si se aliaran, a duras penas podrían sobrepasar su actual votación conjunta. Una alianza de este tipo, a estas alturas, simplemente proyectaría una sensación de pánico dentro del 'sistema' que favorecería a Humala.
El funcionamiento del régimen democrático y económico está muy mal evaluado por la mayoría. Este es percibido como un sistema que funciona bien solo para los ricos y los políticos que llegan al poder. Y la responsabilidad de esta situación es atribuida, justamente, a los partidos que Vargas Llosa pretende juntar, lo cual llevaría a que García concentrara toda la crítica antisistema en beneficio de Humala.
Obviamente, lo más conveniente sería concretar una alianza que no se quedara en los aspectos decorativos y electorales, y se convirtiera en un pacto de largo plazo -como en Chile- para realizar, dentro de la democracia, las reformas de fondo que se necesitan con urgencia en el país.
Pero es improbable que vaya a tener credibilidad en el elector una propuesta improvisada en dos semanas para subsanar lo que no ha cuajado en dos décadas.
[Columna de Augusto Álvarez Rodrich, Director del diario Perú 21. / Públicada el lunes 24 de abril del 2006]
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